TONELES ARDIENTES

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Podría ser que ya no nos encontrarais en el piso de aquí a después de Reyes. No es cuestión de que desaparezcamos por completo, pero ya sabéis, a pesar de ser unos desplazados sociales tenemos nuestras obligaciones de cara a las fiestas, ya sea con la familia o con nosotros mismos. De cualquier manera, este jueves fue el último momento seguro que nos quedaba en el 2013 para charlar un rato, previo a esa entrada de lleno en la pesadilla antes, durante y después de Navidad que, no nos engañemos, afecta por igual a chinos que a chilenos, a James Cameron que a Kenneth Branagh, al puf que a la escobilla del baño. 
Compartid vuestra inquietud con nosotros. 
Echadlo todo fuera. 
Va, que no quede nada. 
Limpiad el espíritu antes de que suenen las campanadas.

QUE SEA DE MÓSTOLES

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Venimos de tomarnos unas cañas con unos amigos, pero seguimos con unas ganas irrefrenables de hablar. A pesar del júbilo del encuentro en los bares, hay una pequeña sombra que se cierne inexorable sobre nuestras cabezas: la de la Navidad. Hay gente que lo vive con inusitada tranquilidad, otra (la más sensata) con contenido pánico. Aquí nos preparamos, como ya hemos hecho en otras ocasiones, por si se tratara de un apocalipsis zombi.

RECONOCER LAS SEÑALES

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Llegar a la perfecta armonía convivencial es como acertar en la escuadra: requiere concentración, entrega y mucha práctica. A pesar de ello, conseguimos sortear la (transitoria) negativa de Gerard a participar de una de las competiciones más antiguas que se recuerdan en esta casa a cambio de oírle hablar sobre una jugada vital muy errónea por su parte. Somos profundos recicladores de situaciones, nos gusta aportar a lo viejo algo nuevo. Y, mientras estamos charlando, nos sentimos como auténticos bosses en nuestro pequeño refugio.