WERTIGO

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Estamos tirando toda camisa que no sea azul. Ya se sabe que al enemigo hay que vencerlo desde dentro, y qué mejor forma que la uniformada, de lomo queso en mano. Desde Nueva York llegan nuevas formas de lucha urbana, en forma de kalimotxolotov y molinillos genitales. El poder del cajón flamenco y la sardina a la brasa darán fuerza a nuestro ejército, y la buenhomía de sabios como Capra mantendrán los ánimos encendidos. Como mínimo, en la tranquilidad del salón, el plan suena perfecto.

MANOS ARRIBA IBIZA

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Vienen de todos los países para robarnos el corazón durante unas horas y después ser olvidados. Relaciones musicales esporádicas, que provocan subidones de azúcar, hipo o mucosidades. Nos quedamos con la memoria corta totalmente borrada, y ya no recordamos ni cuándo Franco ganó las elecciones, ni dónde se ha escondido Álex ni, peor de todo, dónde hemos guardado los productos de limpieza, que va tocando la barrida trimestral.

CRUJIDOS Y MOQUETAS

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Vaya sorpresón, vaya sorpresote, cuando aparece el desaparecido del vuelo Oceanic. La pre-sobremesa se convierte en jauja, y llueven anécdotas por todas partes, como chuzos. Como suele ocurrir, no es un fenómeno tan paranormal como parece, pero no por ello deja de tener su encanto. Es una charla que se vive mejor en first-person, que ha de entenderse como un survival.

CULO-BICI

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Las experiencias de Albert por los Monegros darían para dos tardes enteras, así que al final tenemos que ponerle freno al chaval, porque se embala cuando piensa en los avituallamientos de botifarra. Los demás somos más calmados, nos va escuchar música trascendental con reminiscencias a Il Divo, o pensar en seres deformes con cuchillas en las manos mientras nos damos un paseo por la Vía Láctea de la mano de Skynet. Gente sencilla.